Fiel a mis principios, siempre digo lo que pienso y siento.
Harto de tramposos, lameculos, incompetentes, chupones y fariseos, decido poner fin a una singladura informativa en internet que arrancó en el otoño de 2003.
Nacía y así se ha mantenido a lo largo de cuatro años con el propósito de no ser otra pieza mediática más al servicio del grupete de granujas de la llamada izquierda y unos cuantos canallas de la derechona que mangonean esta tierra gracias al consentimiento placentero de la aborregada, sumisa, indolente y mezquina sociedad jiennense.
Ahí está la clave. El atraso y ostracismo de Jaén es sólo y exclusiva culpa de su gente que, con unas tragaderas abismales, se zampa las mismas mentiras desde hace muchos años.
Los jiennenses padecen el síndrome de Estocolmo. Cautivos pero contentos con sus propios secuestradores a quienes aplauden, premian y hasta votan. Es probable que haya excepciones, desgraciadamente pocas.
La inmensa mayoría, entre la que incluyo a aquellas clases supuestamente más avezadas como las compuestas por universitarios e intelectuales, sólo se mira la panza a la que, en el mejor de los casos, ve crecer aún siendo a costa de unas cuantas migajas de pan, eso sí, bien mojadas en aceite de oliva, que para eso se es 'andaluz de Jaén'. Otra idiotez más que han acabado convirtiendo en sello de distinción (menuda mamonada) los versos de Miguel Hernández.
Debo reconocer mi torpeza porque, pese a evidentes señales y ejemplos de esta fastidiosa realidad, he tardado en darme cuenta. Una vez que lo veo claro, lo que no estoy dispuesto es a engañarme y engañarles. Otros proyectos, otras gentes y otros lugares me suscitan interés e ilusión y allá voy.
Mientras, ustedes pueden seguir absortos en las aceitunas, el Abuelo y el Real Jaén. Pues nada, que lo pasen bien.
El cierre de www.jaendigital.com.
Pedro Jesús Fernández